La casa debería ser nuestro refugio pero muchas veces la contaminamos llevando todo el estrés y sentimientos negativos que acumulamos en el día. Y si a esto le sumamos el desorden, la acumulación de objetos y el uso de productos nocivos, lejos de convertirse en un santuario de tranquilidad, la casa se acaba convirtiendo en una fuente de estrés.
Pero más allá de factores evidentes de estrés al que podemos ponerles solución en corto tiempo, puede haber otros detonantes más sutiles de estrés que pueden estar arruinando la paz en el hogar.
Aquí te dejamos algunos y cómo puedes solucionarlos.
1. Los muebles están mal acomodados
Tener demasiados elementos que se interpongan en tu recorrido, ya sea algo fuera de su lugar o muebles, puede inducir estrés. La circulación a través de una casa debería fluir casi como un río en lugar de una línea recta por lo que lo recomendable es dejar espacios entre los muebles para dar un poco de fluidez. Además, la dirección en la que se enfrentan los muebles también importa. Por ejemplo, una cama orientada al norte puede ayudar a promover la claridad y los sueños vívidos.
2. La luz incorrecta
La iluminación y la calidad de la luz pueden ser causa de estrés. Lo mejor es aprovechar la mayor cantidad de luz natural posible, por lo que si vives en un espacio con ventanas limitadas, piensa detenidamente en lo que colocas junto a ellas. Recorre tu día y considera cuándo la luz entra a ese espacio. Por ejemplo, si estás pensando dónde colocar una silla de lectura, considera colocarla junto a una ventana que obtenga la mayor cantidad de luz durante la hora del día en la que quieres sentarte con un libro.
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3. Hay eco
Demasiados ecos pueden alterar un espacio por lo que lo recomendable es agregar materiales blandos para absorber el sonido, especialmente en las habitaciones pensadas para la relajación como el dormitorio.
4. Los colores son muy planos
Cuando se trata de elegir un esquema de color para tu espacio, considera cómo es que cada tono influye en nuestro estado de ánimo. Los naranjas y los rojos tienden a ser mejores para estimular los espacios sociales, mientras que los grises y azules apagados crean un sentido más calmante. Cualquiera que sea el tono que elijas, asegúrate de que se transforme cuando le de la luz. Los colores que pueden cambiar el tono del día a la noche hacen de la sala una agradable experiencia y permiten sutilmente nuevas sensaciones. A veces, los colores que son demasiado planos no se prestan a la misma profundidad de experiencia. Al elegir los colores de pintura en particular, elige un color que sea un poco más claro y opaco de lo que parece, ya que cuando cubre una habitación entera en un color, se refleja y se intensifica.
5. Hay energía negativa remanente
A veces lo que no se ve puede tener la mayor influencia en el hogar. Una forma de traer más positividad y apertura a un espacio es usar un diseño con objetos que reflejen los patrones de la naturaleza. Y para superar la negatividad muchas veces lo mejor es deshacerte de aquello que la alimenta.