Si nos ponemos a pensar, todo el tiempo estamos desgastándonos, de diferentes formas pero al final, sea lo que sea que hagamos, las actividades del día gastan al máximo nuestra energía.
Piensa en uno de esos días difíciles en los que llegaste completamente agotada del trabajo y si te dedicas al hogar... ¿has tenido tiempo siquiera de pensar en el cansancio?
Sin duda, el agotamiento físico es grave porque trae consigo varios efectos negativos pero si lo ponemos en la balanza con el agotamiento emocional, parece que hay uno que pesa más: sí, el segundo.
La razón no es tan complicada. El desgaste físico, la mayoría de veces, se recupera con una buena siesta, vacaciones, mejorando la alimentación, tomando vitaminas, pero cuando el desgaste es psicológico, llega el insomnio y las pocas ganas de alimentarte saludablemente, pero ahí no termina, porque aparece el cansancio emocional.
En ocasiones nuestras emociones son bombas de tiempo, las cuales pueden estallar, provocando mucho dolor.
Hoy en día hay tantas personas padeciendo desgaste emocional sin saberlo, que puede volverse tan frustrante no romper en llanto en muchas situaciones que puedes atravesar, por miedo a ser juzgado o simplemente cuestionado.
Ante esto es más que necesaria una pausa para mirar dentro y analizar cómo estamos emocionalmente.
Lo primero que puedes hacer es detectar qué es lo que más te está desgastando, tal vez una relación, un mal ambiente laboral, las posibilidades son infinitas pero lo cierto es que una vez que detectes qué te tiene tan cansado emocionalmente, sabrás de dónde partir para comenzar a eliminar hábitos de todo tipo que no son sanos.
Además, es importante que acudas desde ya con un profesional que te oriente y reivindique en el camino que te hace verdaderamente feliz.
No te quites la oportunidad de darte un break de todo, mañana puede ser tarde.
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