Por alguna razón, encontramos refugio en todos los productos azucarados después de una ruptura amorosa, fail laboral o discusión familiar, pero según un reciente estudio por las universidades de Warwick y Lancaster en colaboración con la de Humboldt, comer helado para la tristeza no es una gran idea.
La razón es sencilla y es que al ingerir este alimento que tiene mucha azúcar refinada, el cansancio aumenta, además de que se disminuye tu estado de alerta aproximadamente una hora después de consumirlo.
Los especialistas descubrieron que la frase “se me subió el azúcar” no tiene mucho sentido, ya que ésta lo que en realidad hace es disminuir nuestra energía (hablando de azúcar artificial).
Lo mejor será que si te sientes triste, consumas azúcares naturales de frutas pero sin olvidar acudir al médico por cualquier inconveniente que esté sucediendo en tu cuerpo, de esta manera tendrás un diagnóstico certero.
¡Olvida el helado para los días de depre!
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